En septiembre del 2013, se puso en contacto conmigo una amiga de Rosalía Lasso - hija de Pancho Lasso - , informándome de que tenía en su poder, con mucho cariño, desde hacía bastante tiempo un busto de Lenin realizado por Lasso que se lo regaló Rosalía.
Me envío unas fotografías y las siguientes letras, para compartirlas entre todos nosotros y complementar así la obra de Pancho Lasso, en este blog... y dice así:
" ... Hola
Obra en mi poder, desde hace años, una escultura del artista canario Pancho Lasso. Se
trata de un pequeño busto de Lenin. Fue un regalo que, en su día, me hizo su hija. Ni
siquiera se el valor que puede tener. No tengo inconveniente en facilitarles fotografías
del mismo.
Gracias y un saludo
Me gustaría compartir con todos vosotros esta obra única e inédita de Pancho. Se trata
de un pequeño busto de Lenin.
Hace años, tuve la suerte de compartir vecindad con su hija. Cuando la visitaba en su
casa, me mostraba gran parte de la obra de su padre y, un buen día, mostrándome este
busto precioso y mirándome a los ojos, me lo colocó en las manos y me dijo: Para ti.
Podéis imaginar la expresión de mi rostro y los latidos de mi corazón.
No se de cuándo data y ni siquiera del valor económico que tiene, lo que si se, es que
llevo conservándola más de 25 años.
Pues ahí la tenéis, disfrutarla como yo he hecho durante todos estos años.
Rosa
Vallecas en la Academia
Tuvo Madrid un movimiento pictórico propio, nombrado por muchos Escuela de Vallecas a cuyo cofundador, Benjamín Palencia (1894-1980) dedica desde hoy una singular muestra la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que fuera académico de número. Rinde así homenaje a uno de los pintores españoles de más entidad y versatilidad en la historia contemporánea, tributo que ciñe a la fase más innovadora y generatriz de su rica vida artística, la primera.
La exposición, muestra más de 40 de sus mejores obras. Nacido en 1894 en Barrax, Albacete, Benjamín Palencia se afincó en Madrid en 1909. Gracias a un aprendizaje incesante cuajado de creatividad y, también, a la fortuna de haber accedido a la gran biblioteca gráfica de Rafael López Egóñez, se dota de una erudición pictórica cosechada de las vanguardias europeas. Comienza a relacionarse con los círculos intelectuales que se anillaban en torno la Residencia de Estudiantes. Entabla amistad con Juan Ramón Jiménez, quien le adentra en las plataformas literarias que a la sazón más bullían. Su potencia perceptiva le hace asimilar con aplicación los latidos más intensos de las pulsiones pictóricas que llegaban a España, desde el cubismo al surrealismo, el primitivismo rupestre e icónico, siempre desde una lealtad -nunca en él marchita- hacia los espacios y volúmenes henchidos de horizonte de las planicies manchegas. Su paleta se tiñe de colores áridos y terrosos, arcillas y arenas, que no dudaría en incorporar, también como sustancias matéricas, a sus obras abstractas. Las visitas al Museo del Prado le hacen emular a El Greco, cuya influencia impregnó sus primeros retratos, género del cual se exponen tres lienzos, dos concernientes a oficios, El Encuadernador y El Grabador, y un autorretrato de 1920, con técnica facetada, en sintonía con las que despuntaban en Francia. Tras viajar a París y residir allí entre 1927 y 1928, sintoniza con las tensiones que gravitaban en torno a la revista Cahiers d'Art.
.
Pero Palencia se incomoda ante la competitividad reinante y regresa a Madrid. Su amistad con el panadero Alberto Sánchez, que llegaría a erigirse en emblema de la escultura posfigurativa hispana, comienza aquí a dar sus frutos. Con él acostumbra pasear por las vías del tren, desde Atocha al Cerro Almodóvar, que bautizan como Cerro Testigo. Será éste el mirador elegido para otear las llanuras y colinas doradas que singularizan a la Escuela de Vallecas, movimiento plural con vocación madrileña al que se adherirían Moreno Villa, Díaz Caneja, Francisco Mateos, Enrique Climent, el enigmático Luis Castellanos, Pancho Lasso, Nicolás de Lekuona, Rodríguez Luna y Maruja Mallo. La Guerra Civil dispersó a muchos hacia el exilio. Empero esta exposición, impulsada por La Caja de Castilla La Mancha, los rescata y exhibe algunas de sus mejores obras. La Escuela se vería renacer tras la contienda y los destellos de sus horizontes aúreos cobrarían soberbia prórroga, hasta hoy, en artistas de la estatura de Cirilo Martínez Novillo.
@RAFAEL FRAGUAS - Madrid - 13/04/2007
*nota: todas las imágenes de este artículo corresponden a dibujos de PANCHO LASSO, escultor canario que formó parte de esta corriente llamada "escuela de Vallecas"
un escultor a la sombra de sus contemporáneos
*artículo escrito por Elena Morales, en el que aparecen algunas maravillosas frases entrecomilladas de Francisco Lasso Morales, que reseñan su personalidad y visión de su arte.
La vida y obra del escultor Pancho Lasso (Lanzarote 1904- Madrid 1973) ha permanecido eclipsada por dos artista que lo acompañaron durante su vida: Alberto Sánchez primero y César Manrique después. Pancho Lasso fue un hombre receptivo y sensible que captó expandió el paisaje de Lanzarote, una isla por la que sentía absoluta atracción. La influencia de su entorno y su excesiva timidez le impidieron crear en completa libertad.
Pancho Lasso nace en Arrecife en 1904 en el seno de una familia artesana y humilde. A la edad de doce años – debido a una lesión del tórax – abandona la escuela minucipal, sin dominar las nociones básicas y empieza a trabajar como aprendiz de peluquero. En 1918 ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Arrecife, donde elabora retratos y relieves tradicionales en arcilla y escayola. En esa época la isla estaba muy aislada del resto del mundo, por eso el ámbito cultural de Lasso es limitado. La muerte de su padre en 1920 le obliga a mantener a la familia por lo que adquiere una peluquería y compagina el oficio de barbero con la creación escultórica. Su cuñado, Aquiles Heiz, de origen francés y fotógrafo de profesión, incentiva su vocación artística. Cinco años más tarde imparte clases de modelado en la misma Escuela de Artes y Oficios donde se había formado.
En 1926 el Cabildo de Lanzarote le concede una beca para ampliar estudios en Madrid. Lasso aprovecha bien la temporada: se matricula en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en la Escuela de Artes y Oficios; asiste al taller imaginero de talla de madera de Ángel Garzón; y frecuenta la tertulia “Café de Oriente”, donde entabla amistad con Alberto Sánchez. Son intensas las impresiones de su vida en la Capital, como dejó reflejado en sus memorias: “Entré en el mundo del arte como entra un habitante de otro planeta, sin derecho a opinar, mirando a todas partes y “fisgando” en todos los rincones. (…) El lenguaje empleado no lo entendía, y el no entender, o sea, la ignorancia, es el instrumento (si descontamos la economía), empleado por las clases, por ambos mundos, para suprimirnos la voz y el voto, y hacer valer la veda a la intelectualidad del que nace en el trabajo manual”. Meses después es más optimista: “Ya tengo un poco de luz; (…) y esa pesadumbre mental, ese barullo de nombres, palabras y formas, las empiezo a digerir, les voy añadiendo po qué y para qué, unas veces acertadas y otras falto de conocimientos más justos, más amplios. Eso es el Arte, unos estudios sin meta, pero sí con origen y misión.”. A partir de 1927 muestra sus piezas neocubistas en el VII Salón de Otoño (Madrid). Desde el año siguiente y hasta el advenimiento de la República, trabaja como sacador de puntos en el taller de un escultor. Por entonces conoce a Benjamín Palencia e idea creaciones surrealistas de raíz popular. En 1934 se casa con Clara Berki. Durante la Guerra Civil toma partido por el bando republicano y su arte se vuelve realista y cargado de contenido político. Su personalidad introvertida y un ambiente que rechaza la vanguardia le impiden crear con libertad cuando regresa a Lanzarote en 1939. Vive en trabajos comerciales y encargos de carácter funerario.
En 1940 conoce a César Manrique, a quien le muestra sus primeras esculturas abstractas, que entusiasman al joven artista. Manrique confesó sobre su maestro: “estuvimos unidos y en comunicación e intercambio de ideas, en sabrosas charlas diarias, en las cuales como complemento de todos los problemas estéticos, hubo consideraciones y estudios sobre la auténtica personalidad de nuestra isla. “ Mas tarde Lasso opta por un arte realista de raigambre popular. En 1941 nace su hija. Algunos de sus dibujos adquieren resonancias surrealistas.
En 1944 expone en solitario en Lanzarote así como en distintas colectivas en Madrid y en las Palmas. A partir de 1946, otra vez instalado en Madrid con su familia, crea obras más atrevidas y que siguen la vanguardia (el surrealismo) como Pájaro, Músico y Oso. Desde 1962 es miembro fundador de la Sociedad Española de Amigos de la Medalla y contribuye a la renovación de la medallística española. El mismo año en que fallece su esposa (1965) participa en la VI Feria Internacional del Campo (Madrid) y recibe el Primer Premio de Escultura por Familia Campesina. En 1969 expone en solitario, esta vez pinturas, en la galería Círculo 2 de Madrid. Realiza, por encargo del Ayuntamiento de Arrecife, el busto del científico lanzaroteño Blas Cabrera Felipe. En 1973 fallece en Madrid, mientras prepraraba una exposición antológica en su tierra natal. Como comentó César Manrique, Lasso descubrió conductos misteriosos y espacios secretos de fuego en Lanzarote, siempre en continuo diálogo con la absoluta verdad escultórica.
@Elena Morales.
* las imágenes publicadas en este artículo corresponden a esculturas y dibujos de Pancho Lasso, a excepción del dibujo retrato que aparece como portada del reportaje original de Elena Morales en el que se le retrata con una visión muy ajustada a lo que él fue. Gracias Elena por tu análisis.
esculturas
noticia publicada en "memoriasdelanzarote.com":
Las figuraciones escultóricas son escasas en Canarias, pero sabemos de un conjunto funerario en piedra en el Cementerio Viejo de Arrecife, realizado por el escultor lanzaroteño Francisco Lasso Morales hacia 1941-1942. Destruido el Cementerio desconocemos el paradero de esta obra. Sin embargo, Pérez Reyes" ha catalogado algunas piezas más de este artista, como la que se encuentra en el Cementerio de San Bartolomé que responde a la misma temática y características: «Junto a un pequeño montículo sobre el que se yergue una cruz, una mujer sentada, con amplios ropajes, llora». Otro grupo de dos figuras femeninas fue esculpido por el mismo Francisco Lasso para el desaparecido camposanto.
En conjunto, todas estas obras se circunscriben a la serie de orantes que venía haciendo desde 1941, en una vuelta a su etapa neocubista de los años veinte reconocida por la rotundidad y geometría de los volúmenes, casi de inspiración en el arte ibérico. Curiosamente, esta temática de los orantes coincide con la época de autorreflexión de Lasso, tras su vuelta de Madrid y el fm de la Guerra Civil.
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Se trataría entonces de un reflejo de la propia entidad del escultor que reflexiona ante la Muerte. Iconográficamente, el tema se refiere a María llorando la muerte de su Hijo en el Calvario.
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ejemplos de varias esculturas de Pancho Lasso,
en las que a pesar de reflejar estilos distintos,
se observan en éllas un mismo trazo,
una misma visión,
una belleza misteriosa
y al tiempo emanando magia sin cesar:
...Además de los motivos religiosos, Lasso disfrutó con las vanguardias y el costumbrismo en muchas de sus facetas, tanto en el dibujo como en la escultura. Yo (José María Alfaro Roca) fuí aprendiz de Lasso entre mis 12 y 16 años, en su estudio de Madrid y me regaló la figura de esta cabeza en mármol. Está firmada por él y la tengo en caso con un gran cariño y respeto.
Me encanta descubrir que ese amor a su tierra le marcó tanto,
que parece que cada trazo de su pensamiento es Lanzarote mismo.
Enhorabuena Pancho Lasso. Tienes en mí un admirador para siempre.
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